5 de febrero de 2015

Todas las palabras perdidas.


Todas las palabras que nadie escuchó, todas las palabras que el viento arrastró como hojas otoñales, todas las palabras que fueron ignoradas, todas las que fueron mal entendidas, todas las palabras que el mundo despreció por decir demasiadas verdades juntas, todas las palabras recluidas en hojas garabateadas y arrugadas sin leer, todas las que el invierno congeló y el verano se olvidó de derretir, todas las palabras que quedaron flotando entre el humo del último cigarrillo, todas las palabras que se perdieron.

Todas las palabras que no te atreviste a decir en voz alta, todas las palabras que omitiste, todas las palabras que teñiste con mentiras por miedo, todas las palabras que están arraigadas en lo más hondo de tu ser, todas las palabras que te atormentaron, todas las palabras que soñaste, todas aquellas que prometiste decir pero nunca hiciste, todas las que fingiste no entender, todas las palabras que podrían haberlo cambiado todo, todas las palabras que borraste, todas las palabras que perdiste.


Todas las palabras perdidas que escriben lo que pudo pero nunca pasó.


Todas, desaparecieron, sin más, sin sinónimos ni puntos suspensivos, para no volver.