17 de enero de 2016

La eternidad son flores marchitas




Tu piel agrietada se convierte en pétalos, que perderán su tersura, sobre los que surgirán arrugas con cada caricia.
Tus huesos son polvo, en ellos se han cristalizado los recuerdos de una era que ni podrías llegar a imaginar. Cuando la vida aún latía en una idea y el tiempo aún no había comenzado su cuenta atrás.
Tus ojos esconden el secreto de galaxias a las que no podrías llegar ni siquiera en una vida.
La eternidad es la muerte segura que te aguarda.
Eres inmortal porque tu cuerpo habrá de desaparecer, porque tus sueños deberán fracasar y tus lágrimas caerán junto a la lluvia.
Eres silencio y melodía al mismo tiempo.
Tus gemidos son el eco de un volcán que erupcionó hace miles de años; tus llantos, la tormenta que lo aplacó.
Y esas raíces que crecerán dentro de ti, uniéndote al mismo mundo que sopló la vida en tu interior, te arrastrarán  de nuevo, como una corriente que desemboca en su propio origen. 
Algún día volverás a florecer.
Algún día, volverás a morir.

You are the eternal breathing of an expiring soul, the echo of a melodic symphony dancing into the void of your own existence.