He vuelto a sentir
la luz tenue de la luna
abrazándome de madrugada,
que despierta, estremece y acuna
mi alma.
He vuelto a ver
a un mismo tiempo
el cielo teñirse de vida
y caerse entre mis dedos
una flor marchita.
He vuelto a oír
la música de un suspiro
escapando de su celda
hecha de miedos
por una sonrisa que no espera.
He vuelto a saber
que soy un libro,
que no encuentra palabras,
una mano que me escriba,
un lector que me abra.
He vuelto a latir
entre sueños embarrados
con una chispa de un fuego
que nunca estuvo extinto
aunque sí apagado.
He vuelto a querer,
a recordar una promesa,
a una niña que aún habita,
a la voluntad presa,
a mí misma.