21 de noviembre de 2016

Ocaso





La luz del atardecer se refleja en el espejo, también mi silueta.
       ¿Quién soy? Pregunta una voz desde dentro.
Mi imagen, borrosa, no es más que una sombra. Los rayos dorados se alborotan entre mi pelo, en un juego de sombras que me arrastra. Las calles gritan en silencio, los edificios se deshacen en un contorno sombrío. Entra el frío a través de esta ventana y se queda junto a mí, como una presencia fantasmal. Viene ya la noche a buscarme.
Volverá a amanecer, me digo, en un susurro; mientras me abrazo los sueños rotos y la luz se hace cada vez más tenue, hasta que por fin desaparece entre mis dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario